Dos
obras de Carlos ilustran las tapas de los dos nuevos libros de Editorial Wu
Wei: Gerardo y Mercedes de Ricardo Strafacce y Macadam de Roni Bandini.
Conocí
la obra de Retamozo por sugerencia de Mirlo Rockett. Mirlo la califica de
radioactiva. Lo es… y más. Ni bien la vi supe que alguna iba a ser tapa de libro
de Wu Wei.
Nos
juntamos con Carlos en su casa taller. Las obras descomunales impactan más en
vivo que en su versión electrónica. Cada una es una escena, cada una narra una
historia, no sólo por la disposición de los personajes y de los objetos en el
cuadro sino también por la forma en que utiliza el color: estalla.
Asomarse
a la mente de Carlos es cómo asomarse al cráter de un volcán en actividad: lava
incandescente que estalla aquí y allá. Cada estallido es un plano de una
secuencia.
Ya
no le hace falta pintar como en los fines de los ochenta y comienzos de los
noventa donde en un cuadro una escena barrial es un paneo detallista en el que
se conjuga la luz del mediodía, media tarde y atardecer a medida que el paneo
se despliega de abajo hacia arriba. Hoy sintetiza. El dice que ya no está para
pintar cómo antes, que no tiene la paciencia, para mí alcanzó un nuevo estado
perceptual, sintetizó las líneas e hizo estallar la luz y el color.
La
obra de Carlos Retamozo traza la peripecia de un urbícola que deambula por las
calles como si fueran pasillos de un laberinto en el que a cada vuelta de
esquina se enfrenta a estímulos y desafíos cada vez más feroces, implacables y
despiadados.