domingo, 14 de marzo de 2010

Todo un líder

Aquiles Malfatti pasea su figura de más de un metro ochenta frente al espejo de cuerpo entero de su espaciosa oficina. Embelesado con sus ojos grises, con su cabellera tupida, lacia y entrecana, con su sonrisa torcida, farfulla: esta va a ser la más magistral de mis jugadas.


Aquiles ostenta el cargo de gerente general de una empresa de logística. Se caracteriza por su alta ejecutividad, velocidad de reflejos, audacia competitiva y por torturar psicológicamente a sus empleados. La firma en la que trabaja ha sufrido los embates de varias crisis. La situación de la compañía es crítica. Malfatti, considera que es el momento indicado para convocar una reunión de directorio. Frente a los adustos rostros de los accionistas, herederos en su mayoría de los fundadores del negocio, expone con franqueza la delicada coyuntura por la que atraviesa la organización. Los miembros del directorio no pueden ocultar la consternación que el hecho les produce. Aquiles, utilizando convincentes argumentos, logra que le aprueben deshacerse de la sociedad.

El gerente general vende la empresa a un grupo extranjero en tiempo record. Él, que ya ha sobrevivido a dos due dilligences de anteriores gestiones en otras empresas, logra quedar a mando de este nuevo interregno. Un funcionario del grupo adquirente, enviado desde la filial en Chile, pronto aprueba sus planes. Le firma un poder plenipotenciario y cruza la cordillera ese mismo día.

En sólo cuarenta y cinco días barre con el cien por ciento de los puestos de trabajo. En primer lugar descabeza la gerencia de compras, en su lugar coloca a un antiguo colega que realiza compras por cantidades colosales de materiales de construcción, de computadoras y periféricos de última generación y de nuevo mobiliario de diseño exclusivo, todo para renovar la empresa. En segundo lugar descabeza la gerencia de operaciones, él mismo vende las instalaciones y todos los camiones, semis y acoplados reemplazándolos por viejas unidades estropeadas. Por último despide a los administrativos que quedan y contrata un nuevo servicio de seguridad.

El día número cuarenta y seis al proveedor de computadoras le llega el primer cheque rechazado. Ese mismo Malfatti revende todas las nuevas adquisiciones realizadas por el nuevo gerente de compras a menos de la mitad de su valor y al contado. También llegan los primeros delegados sindicales y son expulsados por unos férreos guardias. El día número cuarenta y siete la playa de estacionamiento del establecimiento estalla, abarrotada de manifestantes reclamando por sus puestos de trabajo y un grupo de proveedores exigiendo los pagos incumplidos. Aquiles Malfatti se mira en el espejo, deteniéndose en sus ojos grises, en su cabellera tupida, lacia y entrecana, en su sonrisa torcida, farfulla: dicen que sos un hijo de puta, vas bien.

Cartas documentos, cédulas, oficios y demandas comienzan a llegar al domicilio de la empresa y también a su hogar. Malfatti, las ignora. Su esposa se enoja con él. La echa del hogar. Ella se lleva a los chicos. Él hace una fiesta en su lujoso departamento con su compinche, el nuevo gerente de compras, y cuatro modelos rutilantes. El funcionario chileno llega hecho una furia, él lo espera en el aeropuerto. Antes de llevarlo a la empresa lo invita a desayunar frente al río. Vierte una sustancia en su café. Lo conduce a un departamento privado y lo fotografía mientras una mulata le practica una fellatio y una rubia ruge con la vagina apoyada en su boca abierta. Envía la foto a la sede de Santiago. La quiebra se decreta en tiempo record, tal como lo planeó, en noventa días.

Aburrido, la depresión lo embarga y durante meses no sale de su departamento. Después de largas reflexiones decide acabar con su vida pero antes se propone dar a conocer sus motivos. La primer conferencia la brinda en la Universidad Popular de Belgrano, asisten poco más de veinte personas. A viva voz, apelando a todos los recursos dramáticos por él conocidos, denuncia los truculentos manejos de los directorios para con los recursos humanos. A la segunda conferencia, organizada en un centro cultural del barrio de Flores asisten cerca de un centenar de personas. La tercera se lleva a cabo en un teatro del barrio Monserrat, los asistentes ascienden a quinientos. Las conferencias son cada vez más exitosas y Aquiles se hace de un grupo de seguidores. En la última, organizada en la cancha de Atlanta, los invita a formar parte de un suicidio en masa en protesta por el mal trato al que han sido sometidos durante su vida laboral.

El evento se lleva a cabo en una isla del delta del Tigre. Ciento cincuenta seguidores cantan un himno parafraseando la canción Héroes de David Bowie, compuesto por el mismo Aquiles. Los acólitos beben el cóctel venenoso luego de un almuerzo frugal. Malfatti los observa. A los pocos minutos los cuerpos se retuercen sobre el césped bien cuidado Aquiles estalla de alegría. Está tan contento que decide no suicidarse. Arroja al río el contenido de su cáliz de plata. Un enjambre de helicópteros rodea la isla. Descienden casi al mismo tiempo. Enfermeros corren a socorrer a los yacentes. Un par de hombres con traje oscuro arrastran a Malfatti a una de las naves. Despegan en el acto. Viaja frente a un hombre de gruesos bigotes que sonríe.

– ¡Bienvenido! –le dice– ¡Vos sí que tenés futuro en la política!

9 comentarios:

El Mostro dijo...

Muy bueno. La realidad supera la ficción.

Komixmaster dijo...

Te confundiste de título... Este no es el HP...?? Te la revolcaste toda...! Jajaja

Acqualux dijo...

Komix, nios encontramos ante diferentes versiones de HP.

Acqualux dijo...

Gracias, Mostro

Paula Ruggeri dijo...

Es impresionante ese personaje y el desarrollo hasta llegar a un delirio tan real...Todos los otros, son otros lejanos...él sólo tiene relación con su espejo.

Paula Irupé Salmoiraghi dijo...

Cómo me gustan los nombres que les elegís a tus personajes. También me gustó lo de numerar los días en que gizo cada cosa, le da la forma de un dios ¿creador? organizando su mundo.

Acqualux dijo...

Él es el centro de su universo.
Patología típica de estos personajes que los hay, los hay.

Anónimo dijo...

Muy bueno! atrapa y se lee amenamente hasta el final, mantiene la intriga, aunque sea previsible el final... gracias!

Anónimo dijo...

Excelente! En Colombia, ese personaje sería Presidente, jeje.
Bueno, comentario aparte, siempre cuestionando vos? Esa es la idea!
Gracias por participarme tanta creatividad. Y felicitaciones por el blog, por tu lucidez, por los guiños y por el placer de leer, que al fin de cuentas, es una forma de aprender. JGMosquera